Empezar el día sin más, medio zombie y arrastrando los pies, es un clásico que todos conocemos. Pero ¿qué pasaría si en lugar de arrancar la jornada en piloto automático, lo hiciéramos con un ritual que despierte nuestras ganas de crear? Ahí es donde entra mi fiel compañero: el café. Y no, no estoy hablando del típico café que tomas por inercia mientras revisas el celular, sino de un momento consciente que te conecta con tus sentidos y da inicio a tu día con propósito.
Desde que tengo memoria, el aroma a café ha marcado mis mañanas. Es un recuerdo que me transporta a la casa de mis abuelos, donde el olor se mezclaba con sus conversaciones en la cocina. Esa conexión emocional fue mi primer acercamiento a una bebida que, sin saberlo, se convertiría en el ritual más importante de mi vida. Sin embargo, fue en 2018, en un tour por la Hacienda Canelo en Cañas Gordas, Antioquía, cuando realmente entendí la profundidad del café. Aprendí el proceso desde el cultivo hasta la preparación ideal, y me di cuenta de que tomar café podía ser una experiencia mucho más rica y significativa (si alguna vez pasas por Colombia, te recomiendo visitar @cafecanelo; vale la pena).
Desde ese momento, entendí que no quería seguir tomando café por rutina, sino como un acto de autocuidado. Pasé de usar una cafetera básica y café molido a comprar granos frescos, una prensa francesa y una tetera, y me convertí en mi propio barista. Ahora, cada mañana, me tomo el tiempo de moler los granos y preparar mi café, disfrutando de cada paso. ¿Que estoy apurado? Entonces saco mi cafetera de cápsulas y juego un poco con la leche espumada para darle ese toque especial.
Este ritual es mi señal de inicio, mi momento de “vamos con todo”. No es solo tomar café, es un acto de creación, y la idea es que tú también encuentres tu versión de esto. Tal vez para ti sea un té verde o un jugo energético. Lo importante es que lo conviertas en un momento especial, que aprendas sobre él, investigues y experimentes hasta ser tu propio experto en esa bebida.
Encuentra tu momento de nagomi
Hablando de rituales conscientes, la cultura japonesa tiene un concepto llamado nagomi, que encontré en el libro “Nagomi” de Ken Mogi. Este término se refiere a la armonía y tranquilidad que uno puede encontrar en los pequeños detalles de la vida. Prepararte una taza de café (o tu bebida preferida) es un ejemplo perfecto de cómo empezar tu día con un sentido de calma y propósito, creando un espacio que es solo tuyo antes de enfrentar el mundo exterior.
Si eres de los que prefieren aprender en persona, busca un taller en tu ciudad para aprender más sobre la preparación de tu bebida favorita. Y si eres autodidacta, YouTube está lleno de videos que pueden hacer de ti todo un experto.
Nunca empieces tu día por inercia
La clave aquí es simple: no inicies tu mañana sin más. Hazlo con un propósito, aunque sea tan pequeño como tomarte una buena taza de café. Para mí, leer “Un café contigo” de Kristen Helmstetter fue un recordatorio de cómo un simple ritual puede ser una forma de meditación diaria. Es una invitación a iniciar el día con calma y atención.
Entonces, hazte un favor: busca tu bebida, tu ritual, tu momento de nagomi. Documenta tu proceso, juega con los sabores y empieza cada día con un propósito. Y si alguna vez estás por aquí en Madrid, avísame y nos tomamos un café juntos.