La creatividad implica mucho más que crear pinturas o componer poesía en una montaña (por muy atractivo que parezca). Es ese instante en el que, en medio de la confusión, hallas un respiro para ser quien realmente eres. No es necesario hacer una obra maestra; solo hace falta hallar un lugar donde puedas conectar contigo mismo.
¿Te ha sucedido que te duchas y, de pronto, te llegan mil ideas? Esa es tu imaginación en movimiento, sugiriéndote que le reserves un lugar en tu vida. No se trata solo de una buena idea; la ciencia lo respalda. Invertir tiempo en actividades creativas puede aumentar los niveles de dopamina, la sustancia química en el cerebro que nos produce bienestar. Un artículo en el Journal of Positive Psychology reveló que las personas que realizan actividades creativas a diario experimentan una mejora en su bienestar emocional. Es decir, la creatividad se asemeja a ofrecer un caramelo a tu mente.
Y no, no es necesario ser «artista» para mostrar creatividad. Todos poseemos ese talento oculto. ¿Has cocinado alguna vez un plato creativo con lo que había en el refrigerador o resolviste un problema de forma maravillosa en tu trabajo? Exactamente, eso es ser creativo. No es necesario ser Picasso o Mozart para tener talento.
La creatividad como forma de autocuidado
Incorporar la creatividad en tu día a día no solo resulta terapéutico; también contribuye a mantener los pies en la tierra (y la mente en su lugar). La creatividad se transforma en una salida, un lugar donde liberar todo aquello que en ocasiones nos abruma.
#ViveCreativo es mi forma de motivarte a agregar un poco de creatividad a tu rutina diaria. No consiste en «descubrirte a ti mismo» en una cueva (salvo que te apasione el senderismo extremo); se trata más bien de aprovechar la creatividad en los momentos que ya vives, en los días buenos y en los menos también. En realidad, en muchas ocasiones, son esos días grises los que nos deben motivar a tener un enfoque creativo en nuestras actividades.
Vamos a ser honestos: la creatividad no es una fórmula mágica, pero es un alivio que puedes ofrecer a tu mente. Visualízalo como un descanso mental. No es necesario que cada cosa que hagas sea un gran éxito; lo importante aquí es permitir que tu mente se divierta sin estar tan preocupada por el resultado.
¿Por qué no comenzar hoy?
En lugar de aguardar un «momento de inspiración,» avanza ya y comienza hoy. Agarra un bolígrafo, un utensilio, o simplemente el control remoto (¡hacer zapping en la televisión también cuenta!). Ser creativo se asemeja a un músculo; cuanto más lo ejercitas, más sencillo resulta. No es necesario que organices algo grandioso ni seas un experto, solo sigue en movimiento. Si te sientes atrapado, cambia de actividad, sal a caminar, o simplemente intenta realizar algo que usualmente no harías. Con algo de práctica, notarás cómo las ideas comienzan a surgir.
Sugerencias para convertir la creatividad en tu herramienta de autocuidado
Comienza con poco: Reserva unos minutos cada día para algo que disfrutes y te ayude a relajarte. ¿Te agrada el café? Crea un ritual de café único, dale un «proceso creativo». No es necesario enredarse, comienza con lo básico.
Mira a tu alrededor: hay mucha inspiración a nuestro alrededor. En ocasiones, solo es necesario observar el color de los muros, oír un sonido o incluso los anuncios en la televisión (¡hay algunos que son creatividad pura!).
Conéctate con otra personas: Si tienes amigos que desean emprender nuevos proyectos, colabora con ellos. No es necesario que sea un club formal ni algo importante; pueden ser instantes en los que intercambien ideas o se ayuden mutuamente. La creatividad se propaga. Aún recuerdo, recién terminada la pandemia, salía de casa para ir a trabajar en otros lugares con amigos que tambien estaban abrumados de estar encerrados. ¡Grandes ideas surgían en esas jornadas!
Lleva un diario creativo: No te estreses. Puedes solo anotar un par de aspectos que te hayan impresionado en el día. Este lugar es para ti, sin presiones ni expectativas.
Búrlate de ti mismo: Vamos, no es necesario que todo sea impecable. Permite que ciertas cosas sean “extrañas” o “imperfectas” sin inquietarte. Aprender a disfrutar de la creatividad hace que el proceso sea más ameno.
Dime, ¿tienes algún hábito creativo en tu jornada? O si todavía no tienes uno, establece un recordatorio para experimentar algo diferente durante 30 días y descubrir si algún hábito creativo te atrapa. ¡Sin nada que arriesgar!